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  • Foto del escritorItziar Mateo Antuñano

Verano

Actualizado: 9 jun 2018


Cristina

Llega el verano y tendría que estar contenta. Hemos quedado un grupo de amigos para irnos de vacaciones a Ibiza, el plan promete y tengo ganas de sol y fiesta, pero la verdad es que no estoy bien.



Eso sí, nadie se tiene que dar cuenta y en eso soy toda una experta. Soy la reina de la apariencia, sonrío sin ganas, solo para no dar el gusto a los demás de verme mal. Soy guapa, o eso es lo que me digo todos los días delante del espejo. Morena, con el pelo largo y ojos oscuros, soy una verdadera belleza latina, mis labios son perfectos y mi cuerpo es una maravilla. Me miro en el espejo y sé que me tendría que sentir orgullosa de mis curvas, ahora se llevan, están de moda. Me operé el pecho a los dieciocho años, y no me arrepiento, todo lo contrario, este año me he subido una talla. No lo hago por los hombres, lo hago por mí, me gustan así, me hacen sentir bien.

Me estoy preparando para coger el avión y me maquillo a conciencia. Puedo pasarme horas delante de un espejo, soy experta en técnicas de maquillaje, incluso muchas veces, me han animado a abrir un canal de You Tube, dicen que triunfaría, que marco tendencias. Puede que tengan razón y a veces me lo planteo, pero no me hace falta. Mi padre está forrado, tengo mucho dinero y no necesito trabajar.

Voy enfundada en un vestido, es tan ajustado que me obliga a no comer, tengo que tener la cintura de avispa perfecta y con el escote que llevo, voy ideal. Todo el mundo me mira, estoy acostumbrada, no hay hombre ni mujer que no lo haga. Yo miro al frente, voy altiva con mis tacones, sabiendo que no voy a tropezar, eso es imposible.

-¡Te has pasado! ¡Vaya pinta tienes!, ¿Te crees que eres una de las Kardashian?

Alguien me habla, ni le miro. Hace años que decidí ignorar a ciertas personas, me aburren terriblemente.

-¡Vas de diva!- me vuelve a decir.

Ahora ya sé porqué me encuentro mal, no es porque no haya comido, es porque tengo que soportar a este subnormal.

Cuando Isabel me dijo que iba a venir, no me lo podía creer. ¿Que pinta este en Ibiza?, no le pega nada, dudo mucho que alguna vez haya pisado una playa, parece que solo ha venido para aguarme la fiesta. No le soporto y es algo mutuo. Se podría decir que nos odiamos, pero es mentira. Lo único que siento por él es una total indiferencia. Lo malo, es que él no siente lo mismo.

Nunca se calla y siempre dice lo que piensa de mí, va de sincero y me critica a la cara. Se cree superior, un intelectual de pacotilla, que me censura solo porque es un muerto de hambre venido a más.

Me está mirando el pecho, lo noto. No lo hace como los demás, lo hace con desdén, con desprecio.

-Te van a explotar- me dice.

-¡Cállate!- no quería hablar y lo he hecho.

- ¿Te has operado por lo que te ha pasado con Juanjo? - me pregunta sarcástico.

-No sé a qué te refieres.

-Me enteré que te puso los cuernos. La verdad es que no fue por el tamaño de tus tetas, lo hizo porque eres insoportable, pero eso ya lo sabes.

-Tu vida debe de ser muy triste, para que siempre tengas que estar pendiente de la mía. Está claro que tu novia no te llena, es una pena la verdad porque hacéis una pareja maravillosa.

-¡A mi vida no le pasa nada!

-¡Entonces, vete de vacaciones con tu novia!

-No se puede hablar contigo, será porque no te llega oxígeno al cerebro. Lo digo por ese vestido que llevas, dudo mucho que puedas respirar.

-Ese no es tu problema- le digo levantándome- Si me disculpas, voy a relacionarme con gente de verdad, no quiero que me vean contigo.

Me voy andando hacia otro lado y miro el móvil. Ahora mismo le odio. Cuando estoy con él siempre me hace sentir insegura, es como si todo lo que he construido antes de salir de casa se desmoronase.

Cojo el teléfono y me pongo a hablar, Hago como si tuviese una conversación con alguien muy interesante, que me cuenta algo muy divertido, y muy sexy a la vez. No es que no tenga nadie con quien hablar, conozco a muchos hombres divertidos, lo que pasa es que no me apetece hablar con nadie. Hoy, definitivamente, no me encuentro bien.

Juanjo. Me ha mencionado a Juanjo, como si él me importase. Mi último novio, bueno novio, tampoco era eso. A mí no me gustan los novios, sé que es algo raro en una mujer y mucho más en alguien como yo. No sé por qué, todo el mundo se imagina que quiero tener una relación estable de pareja y eso es mentira.

Me gustan mucho los hombres, sobre todo el sexo, pero nunca me implico emocionalmente, no soy capaz. En cuanto se ponen empalagosos y me empiezan a mandar flores, corto por lo sano.

Con Juanjo tenía una relación de amistad con derecho a roce y la verdad es que fue un error. Resultó ser un gilipollas, otro más y se dedicó a decir a todo el mundo que me había roto el corazón. Lo que no saben es que no tengo.

Ni quería a Juanjo, ni me importaba, aunque no voy a negar que me dolió como se portó conmigo. A algunos hombres les gusta humillar a las mujeres, sobre todo si no les hacemos caso. Su orgullo de macho se siente dolido y entonces atacan.

El error fue mío, me tenía que haber dado cuenta cómo iba a acabar todo. Desde entonces no he estado con ningún hombre, en esos momentos no quería saber nada de ninguno. Valoro mucho mi soledad. La mejor persona que me entiende soy yo, y no tengo que dar explicaciones a nadie, ni mucho menos al besugo que tengo enfrente.

-¡Pobre!, ¡lo digo por el desgraciado con el que estabas hablando!- me dice cuando cuelgo el teléfono- ¡No sabe lo que le viene encima!

-¡Ay, hijo!, que pena das la verdad. No te aburres nunca.

-Es curioso- me dice- Cuando te conocí me caíste bien, me pareciste simpática, es lo que haces siempre…

Veo que por fin llega el resto y voy a saludarles.

-¡Me habéis salvado!- les digo sin disimular- Estaba con la cosa…

-No seas mala, Cristina- me dice Isabel- David es muy majo.

En estos momentos también la odio a ella, todavía no sé por qué somos amigas, no tenemos nada en común. La cosa dice que es porque no hay nadie que me aguante. Sé que eso es mentira, pero no soporto la amistad que tiene con ese hombre, me resulta sumamente molesta.

-Me alegro de que hayas venido- me dice Isabel- Sé que te ha costado decidir, pero te vendrá bien. Ya verás, ¡Será como en los viejos tiempos!

Eso es mentira. Ahora Isabel tiene novio, viene con él y el plan es completamente diferente. Eso sí, a mi no me importa, sé buscarme muy bien la vida, no tengo problemas para conocer gente.

El novio de Isabel, Roberto, es un encanto. Es el mejor amigo de la cosa, y la verdad es que tampoco lo entiendo. Siempre que me ve es educado y respetuoso conmigo. Se puede decir que Isabel se llevó el premio gordo, aunque no la envidio. Llevan diez años juntos y yo no sería capaz de acostarme tantos años con el mismo hombre, me parecería una tortura.

-Ana, la novia de David, al final no ha podido venir, se le ha complicado mucho el trabajo - me dice Isabel.

-Sí, no me extraña, es normal que prefiera trabajar a estar con éste.

-¡Estoy presente!- me contesta, poniéndose enfrente.

La verdad es que no le había mirado hasta este momento, es algo que me desagrada bastante y no es porque sea feo precisamente, es por su sonrisa, me parece odiosa. Ojalá fuese gordo, calvo y feo. He deseado muchas veces que su físico reflejase como es por dentro, como le veo yo.

Moreno, alto y de ojos azules, la primera vez que le vi hace muchos años, me pareció guapísimo. En aquella época era una cría y todavía usaba aparato dental. Él, en cambio, tenía la dentadura perfecta, y su atractivo me cautivo. Le miraba como una estúpida, con sonrisa de boba.

Le conocimos un verano, a él, y a Roberto. Fue entonces cuando Isabel se enamoró de él, lo recuerda siempre como el mejor verano de su vida. También tengo buen recuerdo de aquello, no lo voy a negar, pero también es verdad que a partir de entonces mi vida cambió.

Hay errores que se cometen una vez en la vida, y el sujeto que tengo enfrente fue uno de ellos.

Ya no hablo cuando está él presente, siempre me siento cohibida, analiza cada palabra que digo para criticarme, se mete con todo lo mío, mi pelo, mi ropa, mi maleta demasiado grande, mis tetas, mis tacones, mi cerebro hueco. Disfruta haciendo mención de que no trabajo, me considera parasitaria y una niña de papá, además de idiota y superficial.

Ahora mismo tengo ganas de coger mi maleta y salir del avión, lo malo es que ya hemos embarcado y le tengo sentado justo al lado.

- ¿Qué lees? - me pregunta- ¡Ah, perdona!, que tú no lees...

De verdad que no le entiendo, no sé por qué hace eso, es como si disfrutase humillándome y yo sí que podría humillarle, es un oportunista, un trepa. ¡Cada vez que me acuerdo cuando me contó que iba a trabajar con mi padre, me dan ganas de reír!, él, que va de integro por la vida. Utilizó la amistad que un día nos unió para conocer a su futuro jefe.

Un muerto de hambre es lo que es, un miserable, venido a más por conveniencia, porque con mi padre sí que es simpático, incluso delante de él disimula conmigo. Cada vez que le veo me dan ganas de vomitar. Es un puto hipócrita, el peor de su especie.

Me pongo los auriculares y la música a tope, cierro los ojos y me voy. Doy gracias a mi facilidad de evasión, esa es mi gran amiga, la que nunca me abandona. Me estoy durmiendo, empiezo a soñar cuando alguien me toca el hombro.

-Se te está cayendo la baba.

Me despierto sobresaltada, es él. No me lo puedo creer, no sé cómo se puede ser tan desagradable. Me toco la boca, limpiándome.

-Te lo digo para que no te estropee el maquillaje, luego te pasas horas en el cuarto de baño.

-Eres asqueroso.

-Ahora ya me hablas, menos mal, pensaba que…

-¡Cállate!- le interrumpo- De verdad, ¡Cállate!, no te soporto. Entiendo porque tu novia no ha venido, me da pena. Tener que soportarte todos los días, seguro que te la está pegando con otro, y la comprendo, para ella tendrá que ser una liberación deshacerse de ti. Eres como una pesadilla.

- ¿Y por qué has venido, si sabias que venía? - me pregunta.

-Ahora mismo me dan ganas de coger el avión de vuelta. Te lo voy a pedir solo una vez, déjame en paz. No me importa tu opinión, no me la cuentes. Me importa una mierda si no te gusto, te jodes. Estas son mis vacaciones…

Esta vez es él quien me interrumpe- ¿Vacaciones?, no sé. Para eso hay que trabajar…

- ¿Como tú? ¿Chupando el culo a mi padre? A mí eso no me hace falta, soy su hija, me quiere. No como a ti, que no te quiso ni tu padre.

-Eres mala.

- ¿Mala? Has empezado tú. ¿Quieres que te diga lo que pienso de ti? Porque tú no has hecho otra cosa que decir todo lo que te molesta de mí.

-Yo por lo menos me he superado a mí mismo, no como tú, que solo te dedicas a operarte y a liarte con cualquiera. La verdad es que es lamentable. Una chica que lo tenía todo y lo ha ido perdiendo, hasta convertirse en esto- dice señalándome.

-¡No sé de qué me hablas!, lo único que hago es vivir la vida a mi manera. Puedo elegir, a diferencia de ti y de la mayoría de las mujeres. Tengo poder de decisión, soy independiente económicamente y no dependo de ningún hombre para sentirme realizada, eso es lo que os jode tanto, os gustan las mujeres emocionalmente dependientes, como tu novia. Donde tú das palmas y ella salta, como un perro.

-Dependes de tu padre.

-Mi padre me adora, soy su niña consentida, tenemos muy buena relación a pesar de ti, sé que has hecho todo lo posible por estropearla y eso es imposible, pero es algo que tú no entiendes. Tu padre ni te mira a la cara.

-Yo nunca he querido meterme entre tu padre y tú.

-Eso es mentira, le vas con cuentos míos.

-Solo le informo de cuando haces alguna locura, no sabes ni con quien te acuestas.

- ¿Y a ti que te importa? Estamos en el siglo XXI las mujeres somos libres para tener relaciones sexuales, no estamos en la Edad Media, ¡eres un machista y un hipócrita! Mejor preocúpate por quien se la está metiendo a tu novia.

-No se la está metiendo nadie.

-Ah, entonces ese es el problema- le digo esta vez mirándole a la cara- Que no se te levanta, será por la soberbia que tienes. De verdad, que pena me das, siempre viviendo la vida de los demás, ¡Qué poco interesante tiene que ser la tuya!

Esta vez no me contesta y por suerte el avión está aterrizando.

Salgo como puedo con los tacones, el vestido y la maleta gigante. Llevo puestas unas gafas de sol enormes, no quiero que nadie me vea la cara.

Hemos alquilado un cuatro por cuatro, es descapotable. Isabel y yo vamos detrás.

-¡No me digas que os habéis pasado todo el vuelo discutiendo!

-¡Es que no le soporto!

-Cuando le conociste me dijiste que era el hombre de tu vida.

-Estaba borracha, no cuenta. Hace años de todo aquello y te juro que ahora no lo pienso.

- ¿Y qué hizo para que cambiases de opinión? Nunca entendí como comenzaste a odiarle.

-No hizo nada, solo le conocí realmente, vi cómo era. Al principio fue simpático conmigo, halagador, estaba pendiente de mí. Era muy joven y muy idiota en esa época, me da vergüenza hasta reconocerlo. Cuando le conocí, su triste historia me emocionó, pensé que era perfecto, pero después me di cuenta que lo hacía a propósito, era un plan para enamorarme.

- ¿Y eso es malo?

-Claro que lo es, lo tenía todo pensado, quería dar el braguetazo.

- ¡Ay por Dios, Cristina!, de verdad, dices unas cosas. Te subestimas, yo creo que le gustabas realmente, fuiste tú la que pasaste de él, la que te enrollaste con otro delante de sus narices. Aquello le afectó mucho.

-Si, vamos, una barbaridad, le quita el sueño, por eso le pidió trabajo a mi padre. Por eso se metió en mi casa, su objetivo era ese.

-Eres muy mal pensada, tienes un problema.

-Yo no tengo ninguno. David no es trigo limpio, mira a su padre.

-No digas esas cosas, me parece de muy mal gusto que digas algo así. Él te contó algo íntimo, y tú lo sacas a relucir continuamente. Estoy segura que no te gustaría que harían lo mismo contigo.

-Yo no tengo nada que ocultar, y su padre está en la cárcel porque…

-Te estoy oyendo, no sé si eres consciente- me dice mirándome por el espejo retrovisor.

Esta vez está enfadado y me alegro, que reciba de su propia medicina.

-Completamente, yo no tengo nada que esconder, no soy una hipócrita como otros. Se lo he dicho a mi padre muchas veces. Que tenga cuidado contigo, sobre todo teniendo en cuenta que eres el que maneja el dinero de la empresa, yo no me fio de ti.

-No tengo porque darte a ti explicaciones de mi trabajo, solo a tu padre, y confía plenamente en mí.

-Es que mi padre es muy ingenuo, le cuesta ver quien tiene delante…

-Tu padre de ingenuo no tiene nada- me interrumpe- Ojalá te parecieras un poco más a él, no sé a quién habrás salido.

Golpe bajo, que cabrón, le voy a contestar cuando Isabel se pone en medio.

-¡Ya está bien! Estoy harta de vuestras discusiones, hemos venido de vacaciones y son mis únicas vacaciones de todo el año- me dice mirándome a mí- Tengo que aprovecharlas, ahora mismo la que se está arrepintiendo de haber venido soy yo. Me dan ganas de coger a Roberto y marcharnos los dos solos.

-¿Y dejarme con este? ¡Te mato, te dejo de dirigir la palabra de por vida!- le digo muy cabreada- No tengo la culpa de nada, ha sido él quien ha empezado a tocarme las narices solo verme. Se cree superior y es un don nadie venido a más.

-¡Ya basta, Cristina!, lo digo en serio, siempre estáis así, es aburrido veros. Parad ya. Y te lo digo a ti David, déjala en paz. Ella tiene derecho a vivir su vida como le dé la gana, deja de pontificar, todo tenemos nuestras cosas, no vayas juzgando a los demás.

-Muy bien Isabel, tú lo has dicho. Yo por mí, si el cierra su bocaza, yo cerrare la mía. Haremos una tregua, cada uno que haga lo que le dé la gana. Si él quiere poner los cuernos a su novia, a mí la verdad es que me da igual. Eso sí, que no me amargue las vacaciones, yo tengo ganas de…

Me quedo callada.

-Termina la frase, no pasa nada. De echar un polvo- dice David.

-De pasarlo bien- le contesto- De divertirme y echarme unas risas con chicos simpáticos y amables y preferiblemente que estén buenos.

-Haces bien- me dice Isabel- Yo en tu lugar haría lo mismo.

Ahora es Roberto quien la mira mal- Ya sabes, hazlo, no te cortes por mí.

-No he dicho eso, tonto. Ella esta soltera, yo he venido muy bien acompañada- le da un beso en la boca.

-Qué bonito es el amor- les digo- Si fuera cierto…

La verdad es que lo que he dicho es cierto, quiero pasarlo bien, tengo ganas de disfrutar y de desconectar. Últimamente llevo una mala racha. Tiendo a deprimirme y no sé por qué. Sé que lo tengo todo, dinero, belleza, la vida resuelta y así todo, me cuesta levantarme por las mañanas. Nunca veo el momento de salir de la cama y a veces me quedo sola en mi cuarto.

Vivo todavía con mi padre, podría mudarme a otra de nuestras propiedades, pero no quiero. Me gusta vivir con él, es mi única compañía real, solo con el soy yo misma, sin él estaría perdida completamente. Tengo una relación muy estrecha con mi padre desde que mi madre se fue de casa, eso nos unió completamente. Él se dedicó a mí en cuerpo y alma, no quería que echase de menos nada e hizo todo lo posible para llenar la ausencia materna.

Para mí es el mejor padre del mundo y se lo digo a todas horas. Sé que a veces le doy disgustos, y me dice que está preocupado por mí, sobre todo cuando no salgo de casa. Le digo que en la calle no hay nada que merezca la pena, y es lo que siento en esos momentos, no quiero estar con nadie y no quiero que me vean así.

Ahora he hecho un gran esfuerzo por salir, y solo porque Isabel me lo pidió. Nos conocemos desde pequeñas y nunca me ha fallado, yo a ella en multitud de ocasiones. Muchas veces pienso que no sé cómo me soporta o por qué todavía me propone ir con ella de vacaciones. Sé que no me necesita, y aunque ella me diga que la hago reír y que conmigo siempre pasan cosas divertidas, es mentira. Generalmente acaba todo en tragedia.

Por ella lo voy hacer, me voy a portar bien y no voy a crear conflictos, me lo prometo a mí misma, aunque sepa que no voy a ser capaz. Siempre la monto, soy como una kamikaze.

Llegamos al hotel, cogemos las habitaciones y dejamos las maletas. Quedamos en vernos en media hora. Yo necesito más tiempo para prepararme, tengo que cambiarme de ropa y ponerme el bikini para ir a la playa. Hay una cala justo al lado del hotel. Isabel ha dicho que el primer día podemos quedarnos aquí y mañana movernos a otro sitio. Yo me adapto, la verdad es que me da igual.

Me he comprado un surtido de bikinis, cada cual más pequeño. No soy pudorosa a la hora de enseñar, la verdad es que me gusta lucirme, me da igual lo que piense David de mis pechos, si no le gustan que nos los mire, estoy segura que muchos otros estarán encantados. Tengo también un buen trasero, me miro de arriba abajo, la verdad es que estoy estupenda.

Es algo que me digo todos los días ante el espejo, no es que me lo crea de verdad, pero leí en un libro de autoayuda que es lo que tengo que hacer, reafirmarme y quererme, y yo lo intento hacer todos los días. Estoy segura que algún día me lo creeré de verdad.

Llegamos a la cala, voy todo el rato hablando con Isabel, no he mantenido contacto visual con David, me he prometido a mí misma ignorarle completamente, espero que el hago lo mismo conmigo.

Pongo mi toalla y me quito el minivestido que llevo puesto. Me tumbo y empiezo a darme crema, me he puesto estratégicamente en una esquina, justo al otro lado de David y Roberto, no quiero que me relacionen con ningún hombre. Miro alrededor y ya veo a varios hombres mirándome, la verdad es que lo voy a tener muy fácil, les miro y empezó a elegir. No tengo un prototipo, rubios o morenos me dan igual, lo importante es que sean por lo menos respetuosos y que estén buenos.

Uno me está mirando fijamente, está muy bronceado y muy cachas, demasiado para mi gusto, los hormonados suelen tener problemas de erección, lo descarto. Hay otro rubio, guapo, pero más normal, no tan grande, parece simpático, sonríe mucho.

Isabel y Roberto se van al agua y aprovecho para mirarle fijamente, veo como se incorpora y viene hacia mi cuando alguien me agarra por detrás de los hombros. Me doy un susto, no le había visto venir.

-¡Hola!- me dice- Que casualidad. ¿No me estarás siguiendo?

Es Juanjo, y ahora mismo quiero estrangularle.

-¡No me hables y vete!- le digo todavía mirando al rubio- Me molestas.

-¿Qué pasa, todavía sigues mosqueada conmigo? Pero si solo fue un revolcón.

-¡Que te vayas!- le digo- No quiero verte.

-Que mentirosa- dice mientras se sienta a mi lado.

Juanjo es así, nunca me escucha, le da igual lo que le digo, hace lo contrario. También es rubio y tiene ojos marrones. Está bastante fuerte, aunque lo suyo es genético, y también muy bien dotado, a él le encanta hablar de su miembro viril, es un engreído y no muy listo. Le cuesta coger las indirectas y también las directas. Todo lo que tiene de guapo lo tiene de tonto, cuando le conocí, me pareció perfecto, el amante ideal, pero al final resultó ser un fiasco, no me entendía ni en lo básico. Se piensa que es divino porque es guapo y con mucho dinero, otra cosa no tendrá, pero está forrado. Lo único que tengo claro es que no estaba conmigo por interés.

- ¿Me has echado mucho de menos? - me pregunta.

-No.

-Sigues mintiendo, es normal, estás despechada. Intenté prevenirte de que te enamoraras de mí.

-Que pesado eres la verdad. Porque no te das un bañito y te despejas las ideas.

De repente me coge de la cintura, me sube en volandas y sale corriendo en dirección al mar. Le grito que me deje en el suelo y por supuesto no me hace caso. Me tira a la orilla, eso sí pegado a mi como una lapa. Me acaba de arruinar el pelo que tan cuidadosamente me he planchado, le odio, ahora se me pondrán pelos de loca.

-Venga ríete un poco- me dice, -tienes cara de amargada, ¡encima que te he rescatado del muermo de David!

-Cállate.

Me da un beso en la boca sin permiso y le aparto de mí, se está restregando haciéndome sentir su gran paquete y ahora mismo quiero matarle. Lo último que quiero hacer es liarme con él.

-Estás loco si piensas que voy a estar contigo, antes me tiro al primero que pase- le digo- Te lo juro, suéltame.






David

No sé para que he venido a Ibiza, soy idiota. Les miro, están jugando en la orilla, siempre es así, lo he visto muchas veces, ella se enfada y luego acaban en la cama. No me tendría que importar, no son nada mío, pero no lo puedo evitar, me jode.

En principio nos íbamos a ir Isabel, Roberto, Ana y yo de vacaciones, y en cuanto Isabel nos comentó que había invitado a Cristina, Ana se enfadó. No la soporta y dijo que no quería venir, yo le dije que era una tontería.

-Qué más da, que venga, a mí no me importa.

Me crucificó con la mirada. A Isabel le dijo que era algo superior a ella y que no quería compartir sus vacaciones con una mujer así, la puso a parir. Yo no dije nada e Isabel la defendió, dijo que era su amiga y que en el fondo no era mala chica.

-Todo ese rollo que se trae es solo una máscara, la conozco desde hace muchos años y Cristina siempre ha sido muy sensible a las críticas, por eso no se muestra, para que no la hagan daño. De pequeña se lo pasó muy mal con lo de su madre, cuando la abandonó contaba historias inverosímiles justificando su ausencia, decía que viajaba mucho, e incluso que la tenían secuestrada y que no podía venir. A mí me daba pena, pero las otras chicas se reían de ella. Yo jamás lo hice, cada uno hace lo que puede para sobrevivir.

-No me da ninguna pena. Vive como una princesa, no sabe lo que es la vida y su padre la tiene totalmente mimada y sobreprotegida. Le daría una dosis de realidad y toda esa tontería se le iba de un plumazo- dijo Ana.

No contesté, conozco muy bien sus complejos, porque el verano que nos conocimos me los contó, me hablo de su madre, y del sentimiento que le había generado su abandono.

-Me daba tanta vergüenza, las madres no dejan a sus hijos, luchan por ellos. Lo veo todos los días, son los hombres los que se largan dejando a su familia, no al revés. Mi madre no miró para atrás, se enamoró de otro hombre y se fue con él, no pensó en mi ni un segundo, siempre he pensado que no me soportaba, que se fue por mí. De pequeña era muy absorbente, la veía maravillosa y quería ser como ella, la tenía idolatrada..., y un día se fue. No te puedes imaginar lo que lloré, lloré tanto que me quería morir, solo tenía ocho años y pensaba que mi vida se acababa, que ya nada tenía sentido. Durante años quise buscarla, era como una obsesión, saber de ella y decirle que a partir de ahora me iba a portar bien, que no iba a ser tan pesada...

- ¿Y la volviste a ver?

-Sí, cuando cumplí los dieciséis, pero ya no era una niña y había cambiado mucho. Cuando ella se fue, mi padre montó la empresa..., al principio no le iba muy bien, pero con los años nuestra situación mejoró bastante. Te puedes imaginar lo que buscaba.

-Dinero.

-Sí, y yo se lo di, no lo voy a negar. Lo hice porque era mi madre, pero cuando mi padre se enteró, me dijo que jamás volviese hacer una cosa así. Habló con ella y la prohibió acercarse a nosotros. No volvió a acercarse a mí.

-¿Y tú que piensas?

-Nada, ya no pienso nada..., ahora lo veo como si le hubiese pasado a otra persona, nunca me acuerdo de ella, pasó hace muchos años.

Cuando me lo contó, confiaba en mí. Empatizó conmigo, por lo que me había pasado con mi padre, yo también le conté mi historia, y que lo había pasado muy mal. Mi padre era un estafador y había dejado en la ruina a muchas familias. Con nosotros tampoco se había portado bien y mi madre todo eso lo había llevado muy mal, estaba siempre deprimida y no hacía nada para mejorar la situación económica tan mala en la que nos encontrábamos.

En ese momento ella me entendió, pero al de un tiempo lo vió como una traición, siempre pensó que me había acercado a ella por interés. Está muy confundida, eso no fue así. A mí me gustaba de verdad, me gustaba todo de ella, sobre todo cuando se tapaba la boca al reírse para que no se le viesen los brackets. Muchas veces he pensado en todo aquello, en qué hice tan mal, o, que simplemente, puede que ella no sintiera lo mismo que yo. Solo nos acostamos una vez, sentí algo que nunca antes había sentido y que, por desgracia, no he vuelto a sentir.

Hay cosas que uno no puede disimular, y esta es una de ellas.

Ana no es tonta y lo sabe. Ese día tuvimos una discusión épica, me dijo de todo y yo no pude rebatirla... mejor dicho, me quedé sin argumentos.

-¡Me parece mentira que sigas colgado de una tía así!, es penoso por tu parte y por la mía también. Es una narcisista incapaz de querer a nadie y tú eres un idiota, que te mueres cada vez que ella hace acto de presencia. Tengo mi dignidad, David, y no voy a tolerar más esta situación, que te quieres ir con ella, ¡Pues vete!. Eso sí, a mí no me vuelves a ver el pelo. Yo valgo mil veces más que ella, en todo. Soy guapa, lista, cariñosa y trabajadora y si tú no lo sabes apreciar, tienes un problema muy serio.

Le dije que estaba muy confundida, que la quería a ella, pero no sirvió de nada, mis palabras resultaron vacías. Ese día cogió sus cosas y se fue de casa. Tenía que haber ido tras ella, suplicarle perdón, pero no lo hice... porque tenía razón. Era un egoísta, soy un egoísta. Lo quiero todo.

Cojo el móvil pensando en Ana, miro sus fotos, tiene razón es muy guapa, morena con el pelo corto y cara de niña, en la cama era una diablesa, me sonrío. Soy gilipollas, he dejado escapar a una mujer de verdad, por una muñeca hinchable. Quiero mandarle un wasap, pero sé que no sería justo.

-¡Qué bonito!- oigo detrás mío, es ella- Estás pensando en tu novia.

Está mojada y se le ha rizado el pelo, sé que lo odia.

-¿Qué haces aquí? - le pregunto- Pensaba que estabas con Juanjo.

-¿Con ese? ¡Ni muerta!, antes me acuesto contigo.

-Hombre, gracias.

-Es una forma de hablar, contigo tampoco me acostaría. No estoy tan desesperada, además aquí hay mucho material interesante- dice mirando alrededor suyo.

Se toca el pelo- Esto es horrible, parezco una leona, a Juanjo esto no se lo perdono.

-Le perdonas que te ponga los cuernos y no le perdonas que te moje el pelo. Eres una mujer curiosa.

-Mi pelo es mucho más importante. Y la verdad es que me da igual con quien se acueste. No es tan bueno en la cama.

No digo nada, el que está claro que no es bueno en la cama soy yo. El día que lo hicimos, nada mas terminar, salió corriendo.

-Siento lo que he dicho de tu novia, la verdad es que me cae bien, seguro que te estará esperando, es de las fieles.

-Ya no es mi novia- digo.

-¿Ah, no? No sabía nada.

-Me ha dejado, hace dos semanas se fue de casa.

-Pobrecito y ahora la echas de menos. ¿Qué la hiciste? ¿Te liaste con otra?

-No..., me imagino que la cosa no funcionaba.

-En la cama..., no eres bueno en la cama.

Lo ha dicho como una afirmación, piensa que soy un desastre como amante.

-No, ahí funcionábamos bastante bien. Teníamos discrepancias, eso es todo.

-No entiendo, pero bueno, es normal, jamás he tenido un novio, no creo en el amor. Lo de Isabel y Roberto no es normal, se lo digo a ella muchas veces, que Roberto es de otro planeta... y está claro que Isabel también. La quiero mucho, es imposible no quererla, me imagino que es por eso por lo que lo suyo funciona.

-Y a ti es imposible quererte- le digo.

-¡No empieces a tocarme los coj…!, le he prometido a Isabel que me voy a portar bien, lo hago por ella, es muy buena y no quiero fastidiarle las vacaciones. Sé que me ha dicho que venga porque…

Se queda callada y no dice nada más.

-Lo siento, tienes razón, me disculpo, me he comportado como un capullo.

Me sonríe- Es lo único sensato que te he oído decir hasta ahora. ¿Vamos a tomar algo? Tengo una sed tremenda.

Se me hace raro su cambio de actitud, pero me alegro, también necesito tomar algo fresco, me muero de calor ahora mismo.

Vamos hacia el chiringuito que está al borde de la cala, un sitio muy chulo, eso si, los precios son prohibitivos.

-Te invito yo- le digo.

-No esperaba menos, teniendo en cuenta que te paga mi padre.

La miro y se queda callada- Perdón, es la costumbre, ya no digo nada más.

Pido una cerveza y ella pide un combinado muy pijo y muy dulce, de esos que gustan solo a las mujeres.

-No sé cómo puedes beberte eso, parece jarabe.

-A mí me encantan, te diría que demasiado... me puedo beber uno tras otro.

Me mira y me hace ojitos, la he visto hacerlo muchas veces, pero nunca conmigo. Miro detrás, pienso que está coqueteando con alguien más, quizás el camarero.

- ¿A quién buscas? – me pregunta.

-No sé, estoy confundido... por un momento he pensado que estabas ligando conmigo.

Se ríe- ¿Qué dices? Eso es imposible, que tonterías dices- pero al decirlo me toca el brazo con el pecho, por un instante pienso que es casual, que no puede ser.

De repente miro y veo a Juanjo, nos mira fijamente con cara de odio.

-¿Es por él? - le digo.

-¿Por quien?

-¡Por Juanjo!, le quieres poner celoso.

-¿A quién? ¿A ese? ¡Por favor!, la verdad es que no te entiendo, solo estoy siendo simpática.

-Ya, pero tú nunca eres simpática conmigo.

-Porque tú no eres simpático, cuando quiero puedo ser muy maja. La verdad que este es mi verdadero yo, cuando quiero puedo resultar un amor. Me agarra de la pierna y yo me pongo muy tenso, no me gusta que me toque, me pone nervioso.

-Estas muy rara, no me fío de ti. Sé que estas tramando algo, eres retorcida.

-Estas muy confundido, yo no soy nada retorcida. Todo lo contrario, he venido hasta Ibiza a pasármelo bien, no quiero pensar en nada, solo disfrutar y vivir el momento- dice mirándome a la boca.

-Hace un rato estabas fichando chicos.

-Es lo que acabo de hacer, acabo de fichar al más guapo de todos.

-Ya…- digo sin parar de beber.

-Eres un desconfiado, sé que no soy tu tipo... no te preocupes, no te pienso violar..., si tú no quieres claro.

Ese comentario me deja en shock, es lo último que esperaba oír de ella.

-Además, estás soltero, tu novia te ha dejado, todo el mundo entenderá que necesites consuelo. Conmigo no vas a tener problemas, no soy de las que me engancho. Todo lo contrario, solo quiero pasar el rato. En cuanto volvamos a casa, si te he visto no me acuerdo, y todos tan contentos. Piénsalo... soy la tía más buena de todo el bar, y entre nosotros hubo algo hace años. Podíamos recordar viejos tiempos

-Pensaba que lo habías olvidado.

-Casi, fue tan rápido… no digo que fuera culpa tuya.

-Ya, ósea que si te acuerdas.

-Más o menos, fue hace muchos años..., éramos solo unos críos, pero no lo he podido olvidar, tú fuiste mi primera vez.

-Eso no lo sabía.

Se echa a reír como una loca- ¡Es mentira!, pero te lo tenía que decir, no sabes la cara que has puesto.

-Me estas tomando el pelo, te aburres y me vacilas ¡Cómo te gusta jugar!

-Me encanta jugar- dice levantando las cejas- ¡Tú dirás!

No me fío de ella ni un pelo..., me imagino una de las suyas, me lleva hasta la habitación, me ata a la cama, me desnuda y luego me deja allí tirado. La estoy viendo riéndose, sé que es dañina.

-¿En qué piensas?, ¿En tu novia?

El recuerdo de Ana viene y me golpea, me siento culpable, estoy haciendo justo lo que ella me dijo, "Te la quieres tirar, reconócelo, solo piensas en llevártela a la cama"

Es verdad..., es lo que quiero hacer y la beso. La agarro de la cara y profundizo, sus labios son carnosos, su boca, su lengua. Siento sus pechos pegados y mi erección.

-Venga, vamos- le digo.

La agarro de la mano, sé que se va arrepentir en cuanto estemos a solas y no quiero darle oportunidad a echarse para atrás. El juego ha comenzado y no voy a parar.

La meto en mi habitación y la tiro a la cama, su bikini es escueto, minúsculo y se lo quito. Sus pechos son enormes, desmedidos completamente, nunca antes había tocado unos pechos llenos de silicona y se me hace raro, pero lo que quiero realmente es penetrarla, follármela. No me ando con preámbulos, no es de las que los busca, soy brusco. Le quito la parte de abajo y la embisto con fuerza.

Me da igual lo que piense de mí como amante, como dice ella, no hay nada entre nosotros, no tengo que demostrar nada, y ni mucho menos tengo que preocuparme por lo que sienta, ni por lo que quiera..., Una vez lo hice y me salió mal, salió despavorida. Esta vez voy actuar como ella, hacer lo que hacen todos, tirármela de una vez.

Embisto con fuerza, una detrás de otra, e intento no mirarla a la cara. Sé que es un error, no le gusta. La doy la vuelta y la pongo a cuatro patas, agarrándola del pelo. Me muevo tanto que parece que se va a romper la cama, oigo sus jadeos y gritos y al final me corro. Reconozco que me ha gustado, ha sido salvaje, impulsivo... Cuando termino me hago a un lado. Ya no la toco.

-¡Vaya vaya...!, y yo que pensaba que eras un soso.

-¿Porque no te vistes?- le digo.

-Tampoco tengo mucho que ponerme..., pero sí, tienes razón. Vamos a volver, no quiero dar de que hablar a Isabel, prefiero que no se entere de nada.

-Tranquila, no pienso contarlo.

-Si a la vuelta vuelves con tu novia, yo no pienso contar nada, estate tranquilo... y si aquí quieres tirarte a otra, tampoco. Eso sí, te pido a ti lo mismo, no te pongas en plan posesivo.

-No te preocupes, solo es sexo, nada más.

-¡Perfecto!- me dice- ¡Por fin nos ponemos de acuerdo!





Cristina

La verdad es que he acertado. Cuando estaba en el agua con Juanjo, he visto a un chico y he pensado, ¡Joder, que bueno esta! He tardado unos segundos en darme cuenta que era David. Está muy bueno, moreno y con un buen cuerpo, tenía esa mirada perdida, ensimismada. Ahora sé que estaba pensando en su novia. La verdad es que me da igual en quien piense, con tal de que me haga lo que me acaba de hacer. No hay nada entre nosotros, solo sexo, y ha sido perfecto.

Volvemos a la toallas e Isabel pregunta donde estábamos.

-Dando una vuelta- le digo- Me ha dado un vahído por el calor y necesitaba refrigerarme. David por primera vez en su vida, ha sido amable conmigo.

David no contesta, se le nota preocupado..., seguro que está pensando en su novia, que lo ha fastidiado todo. Los hombres son así, no es la primera vez que me enrollo con un tío con novia, porque eso que lo han dejado, no me lo creo, él por lo menos sigue pillado.

Mientras tomo el sol, pienso en lo que ha pasado hace un momento, y me excito. Es curioso, él, que decía que no me soportaba, lo que deseaba realmente era llevarme a la cama..., son todos iguales, me sonrío. La verdad es que ahora mismo me da igual, me conformo con esta sensación.

Los tortolitos nos han vuelto a dejar solos, y esta vez ni siquiera hablamos, vamos a su habitación y volvemos a repetir. No conocía esta faceta de David.



Cuando éramos unos críos era de los que iba lento, en plan conquistador, le gustaba besarme durante horas para dejarme en mi casa de un aire, así que me tenía toda loca, y el día que por fin lo hicimos, me di cuenta de su estrategia.

Me tocaba el pelo, me miraba a los ojos, me preguntaba en todo momento si me gustaba..., nunca jamás en mi vida me sentí así, parecía una idiota... me di cuenta que le estaba dando todo el poder, que podía hacer conmigo lo que le diese la gana. Fue amoroso y cariñoso, como si yo fuese una muñeca frágil.

Lo que le he dicho es verdad, fue mi primera vez. Entonces me sentía sumamente insegura, tenía millones de complejos. Me sentía fea, él era un adonis y yo una chica rellenita a su lado. Era un blanco demasiado fácil, los chicos en esa época ni me miraban a la cara. En aquellos tiempos, me di cuenta, él había visto en mi una oportunidad para medrar, y lo había logrado. A mi padre lo tenía en el bote, pensaba que era el chico perfecto.

Después de hacerlo, me entraron ganas de llorar. Me vestí y me marché. Al día siguiente salí de fiesta y me emborraché, lo necesitaba, necesitaba sacármelo de la mente, y fue la primera vez que me enrollé con Juanjo. Siempre lo he usado de salvavidas, en cuento me ahogo recurro a él. Lo malo es que últimamente mi salvavidas se estaba hundiendo.



Pero ahora todo es mucho más fácil, no siento nada por él, solo me atrae físicamente, nada más.

-Tú y yo tenemos química- le digo al terminar- Igual por eso discutíamos tanto. ¿No lo has pensado? Es mucho mejor así, lo otro me crispaba los nervios. La verdad es que es bueno sincerarse. Ahora me puedes decir la verdad...

- ¿Qué verdad?

-De porque te acercaste a mí. No me importa, puedes ser sincero.

-No te entiendo, eso paso hace un millón de años, éramos unos críos, no tiene ninguna importancia.

-Tienes razón, es verdad. Mejor disfrutemos el momento.

A la noche vamos a ir a una discoteca, Ushuaia, a mí me encanta, hay música, gente y alcohol. Estoy súper animada, e Isabel se alegra por mí.

-Pareces otra. ¿Tienes algo que contarme?

-No- le digo.

- ¿Estás segura? Yo creo que David y tú..., ya sabes.

-No, no ha pasado nada.

-Mientes, te lo noto en la cara..., la verdad es que se veía venir, estaba claro lo que pasaba entre vosotros, lo vi desde el primer día.

-No sé a qué te refieres, solo es sexo nada más.

-A ti te gusta, no lo niegues.

-Eso no es cierto, solo me gusta su cuerpo, está muy bueno, pero nada más. Y no se te olvide que tiene novia.

-Ya no está con Ana, me lo contó ella. Discutieron y se fue de casa.

-Pensaba que me había mentido.

-Ese es tu problema, que nunca te crees nada. A David le gustas de verdad, le has gustado siempre.

-Eso es mentira.

-¡No!, es verdad, lo sabe todo el mundo..., menos tú.

La miro y ya no me hace tanta gracia lo que me ha contado.

-Entre nosotros te puedo asegurar que no hay nada ¡Mira!- le digo- Está ligando con una tía y a mí no me importa en absoluto, yo pienso hacer lo mismo.

- ¿Qué haces? - me dice agarrándome del brazo- Ni se te ocurra hacer una estupidez, una vez te deje hacerla y no sabes de lo que me arrepiento. ¡No lo hagas!

-Es que no le quiero, tú no lo entiendes. No soy como tú, Isabel, yo no me enamoro, no creo en esas cosas. Sé que para ti es lo normal, pero somos muy distintas. No quiero tener una relación de pareja con nadie, y mucho menos con él..., lo que tiene que hacer es volver con su novia y dejarse de tonterías. Ellos hacen buena pareja, son tal para cual, lo mío es solo un calentón.

-No sé qué decirte, la verdad. Me dejas sin palabras.

Veo como Roberto y David vuelven con las copas, e Isabel le dice a Roberto para ir a sentarse. A mí la conversación me ha dejado mal cuerpo, y ahora mismo solo quiero beber. Me tomo la copa de un trago y le digo a David que quiero más.

-Te quieres emborrachar.

-A ser posible...

- Aquí las copas cuestan un ojo de la cara.

-Tranquilo, pago yo- digo sacando la tarjeta- Visa oro, sin límite.

Esta vez voy yo a la barra, sé lo que estoy haciendo, me estoy poniendo en plan kamikaze, tengo ganas de bronca, de que pase algo malo. David está a mi lado y me mira.

-Estás raras ¿De qué has hablado con Isabel?

-¿Y tú con la rubia...?

-Pensaba que no eras celosa, tú me dijiste que podía estar con cualquiera.

-Pues corre, se te va a escapar, yo ahora mismo tengo otros planes, he fichado a un…

No sé ni qué decir- A un tío bueno.

-¡Ah, es eso! Pues nada, que te aproveche- dice, dándose la vuelta.

-Lo mismo digo.

Por fin llega el camarero, pero ya no me apetece nada. Meto mi tarjeta en el bolso y salgo de ahí. No he dicho nada a nadie y quiero estar sola, ahora mismo la gente me molesta. Tengo ganas de llorar, hago un esfuerzo pensando en mi rímel, aunque sea waterproof, no quiero ponerlo a prueba.

Al salir me encuentro con Juanjo, y empiezo a pensar que no es casualidad, me está siguiendo.

-Hola, preciosa. ¿Estás bien?

-Perfectamente- le digo.

Esta vez no quiero recurrir a él, ya lo hice y después tampoco me sentí mejor.

-Me duele la cabeza, me voy al hotel

-Te acompaño- me dice.

-No, mejor no, voy a coger un taxi.

-No seas tonta- me dice cogiéndome la mano.

-¡De verdad!, no insistas, no soy buena compañía. Me voy sola.

Cojo un taxi y le doy la dirección del hotel. Ahora es cuando me pongo a llorar. Lloro y todavía no sé porqué, soy tan rara. Miro el móvil y pienso en mi padre, sé que le puedo llamar a cualquier hora.

-Hola papa

-Te pasa algo- me dice preocupado- ¿Estás bien?

-¡Sí!, solo te llamaba para decirte que te quiero mucho, nada más.

-Y yo, hija

Oigo una voz de una mujer, no está solo, es curioso, no sabía que mi padre saliese con alguien.

- ¿Quién es esa mujer, papa?

-Una amiga, hija.

-Ya..., bueno pásalo bien.

- Y tú también, ¡te has ido de vacaciones para eso! ¿Te ha pasado algo con David?

-No. ¿Por qué lo preguntas?

-Por nada..., sé que no os lleváis bien y es una pena, es un buen chico. Aunque no lo creas, se preocupa por ti, siempre me pregunta como estás.

- ¿Y por qué se preocupa por mí? No lo entiendo, ¿me pasa algo?

-No, claro que no, a ti no te pasa nada. Hija no te enfades.

-¡No me enfado!, lo que no quiero es que nadie se preocupe por mí. ¿No lo entiendes? Estoy bien, solo estoy cansada, nada más.

-Vale, no pasa nada. Yo solo sé que estoy más tranquilo si está ese chico cerca.

-Ese chico se ha dedicado a hacerme la vida imposible durante años, papa, disimula delante tuyo, me odia y no me soporta. ¡No me quiere nadie!

-No digas esas cosas.

-Ni mi madre me quiso, esa es la verdad. No te dejo a ti, me dejo a mí porque era insoportable.

-Hija yo te quiero, no sigas.

-Ya, ya sé que me quieres. Perdona, papa, te he amargado la noche, lo siento mucho, soy una egoísta. No te preocupes por mí, estoy bien, me lo estoy pasando bien, de verdad. David se está portando fenomenal conmigo, ni le reconozco. Lo siento mucho.

Le cuelgo. Siempre hago lo mismo, le amargo la existencia.

Desconecto el móvil, no quiero saber nada de nadie

Llego al hotel y me voy directa a mi cuarto, no me desmaquillo, me meto tal cual en la cama, solo me quito los tacones. Quiero dormir, dormir y no soñar.

Me cuesta levantarme. Me duele la cabeza, es curioso, porque al final ayer no bebí. Miro el reloj y son las doce del mediodía. He dormido muchísimo, todavía estoy adormilada. Me miro en el espejo y estoy horrible. Hoy no me engaño a mí misma diciéndome lo buenísima que estoy, me desmaquillo y me ducho.

Enciendo el móvil y veo llamadas perdidas y mensajes. Ayer Isabel se preocupó por mí, incluso tengo un mensaje de David. ''la próxima vez avisa cuando te vayas. Nos acabas de amargar la noche a todos, gracias''

No tengo ganas de hablar con ninguno, pero lo hago. Llamo a Isabel.

-Perdona, ayer me entró jaqueca y me volví al hotel, siento si te preocupaste por mí.

-Por lo menos no hiciste ninguna tontería, me imaginé lo peor. Juanjo nos dijo que te habías ido sola al hotel. No te preocupes, al final la noche no resultó tan mala y tenías razón, a David no le interesas, se acabó liando con la rubia. La verdad es que está que se sale, quiere recuperar el tiempo perdido.

-Me alegro por él, es lo mejor para todos.

-Estamos en la playa, ¿te vienes?

-¿Está la rubia?

-Todavía no han salido del cuarto, se han pasado toda la noche dale que te pego, no me han dejado dormir.

-Que bien. Bueno, no tardaré mucho. Me arreglo y voy, te aviso cuando llegue.

He tenido que dormir como un lirón, porque no les he oído y le tengo en la habitación de al lado. Mejor así, ahora me siento más liviana, me he quitado un peso de encima, era lo que yo quería.

Me preparo con parsimonia, no quiero encontrármelos, sé que la situación es violenta y no quiero que piense que estoy celosa o afectada por la situación.

Salgo de puntillas y cuando voy a coger el ascensor se abren las puertas y me lo encuentro, está solo.

-Hola- le digo bajando el tono de voz- Me voy a la playa.

-Porque hablas así, como si no quisieras despertar a alguien.

-Yo que sé- le digo- No me psicoanalices.

-Si esperas dos minutos cojo la toalla y bajo contigo.

-Vale- le digo.

Sigo hablando bajo y no sé porque, parezco idiota. Quiero estar simpática con él, alegrarme incluso por su conquista de anoche.

-¡Vaya campeón estas hecho!- le digo- Parece mentira.

- ¿Por qué parece mentira? ¿Qué quieres decir?

-No sé, eres tan formal y esas cosas, ya sabes de novia, serio, aburrido…

-¡Ya! Ayer vi a Juanjo, me preguntó si estábamos liados y le dije que no. Le gustas de verdad, te lo digo para que lo sepas, ha venido hasta Ibiza para reconquistarte.

-A mi Juanjo no me interesa en absoluto.

-Yo siempre he pensado que erais tal para cual, os parecéis mucho.

-¡Vete a la mierda!- se lo he dicho sin pensar, ha sido un impulso.

- ¿Qué has dicho?

-Que te vayas a la mierda.

-Ya tardaba en salir tu verdadero ser.

-Pues sí, llevo días contenida. Que quieres que te diga, no te soporto, me caes mal, esa es la única verdad. Estás bueno y no follas mal, pero me caes de puta pena. Tu forma de ser no me gusta nada. Me pareces un gilipollas, me lo has parecido siempre. Te has pasado años criticándome cuando en el fondo solo querías follarme, eres un hipócrita. Te has metido con mis tetas y te encantan.

-No creas, me gustaban más sin tanta silicona.

-¡Qué falso eres! Porque no reconoces la verdad por una vez en tu vida. ¡Dime lo que piensas de mí! ¡Dímelo a la cara!

-Ya sabes lo que pienso de ti- dice desviando la vista.

-Qué soy una puta, que soy idiota y no tengo cerebro, que soy un parásito, venga dímelo con esas palabras, ¡Qué soy una mierda!, que si no fuese por el dinero de mi padre no sería nadie, ¡Venga, no te cortes! ¡Sé valiente por una vez en tu vida!

-Yo no pienso nada de eso.

-¡Y una mierda!- le digo- No has dejado de decírmelo durante años, que no sirvo para nada, que soy una puta muñeca hinchable, eso es lo que piensas de mí.

-Sí, es verdad pienso eso- me dice muy serio- Es lo que pienso cada vez que te veo, eres superficial. Ana vale mucho más que tú.

- ¿Y porque no te has ido con ella de vacaciones?

-Porque quería estar contigo.

-No hace falta venir hasta Ibiza, para echar un polvo conmigo. Te lo puedo asegurar.

-Es que yo no quería echar un polvo contigo, no lo entiendes, no eres capaz de entenderlo, no puedes porque tú no sientes lo mismo. Ese siempre ha sido el gran problema entre nosotros. Me enamore yo solo…

-¡Cállate!- le digo muy seria.

-No querías oír la verdad, pues es esa. Ana me dejo por ti, porque sabe lo que siento Es algo que no puedo evitar y te juro que he hecho todo lo posible, tu misma me lo has puesto a huevo muchas veces.

-¡Qué te calles! Deja de mentir, no quiero oírte decir esas cosas.

-Porque sabes que son verdad, ¿Sabes cómo me sentí aquel día cuando después de estar juntos te marchaste sin tan siquiera un adiós? He pensado mil veces, que hice mal, en que falle, pensaba que te tenia y te me escapaste en un segundo y después cuando te liaste con Juanjo delante mío, aquello me remato. Has sido como un cáncer Cristina, esa es la verdad y cuando por fin encuentro a una buena chica como Ana, lo jodo.

-Yo nunca me voy a enamorar y mucho menos de tí, no soy tan autodestructiva, controlo muy bien mis emociones y no dejo que nadie me haga daño.

-Yo nunca he querido hacerte daño.

-No has hecho otra cosa, desde el día en que te conocí. Te odio David, esa es la verdad, no te puedo ni ver, me cuesta mirarte a la cara sin sentir rechazo.

-No hace falta que sigas la verdad.

-¿Porque no? Tú has dicho lo que has querido, ahora me toca a mí. Vive tu vida perfecta con tu novia o con quien te dé la gana, pero lejos de mí. No quiero que trabajes con mi padre, no quiero que hables de mi con él. Es mi padre ¿Entiendes eso? Mío y tú no eres nadie, solo un empleado de mierda, un arrimado que utilizo su encanto para trepar. Te tuviste que tirar a la hija del jefe para conseguir un trabajo.

-Eso es mentira, no fue así.

-¡Claro que fue así! Me viste vulnerable y atacaste, era tan fácil verdad, una boba sedienta de amor, pero esa boba despertó, de mí no se ríe nadie,¿Me oyes? nadie y menos alguien como tú. ¡Métete tu puta sonrisa de mierda por donde te quepa!, que yo no la quiero.

-No me vas a creer nunca, da igual lo que te diga. ¿Me pongo de rodillas? ¿Te pido perdón por quererte?

No quiero seguir oyéndole y me pongo a andar.

Cuando llego a la playa veo a la rubia, le está esperando, se conoce que habían quedado. ¡Manda cojones con el mentiroso! la verdad es que ni siquiera me sorprende. No disimulo y me marcho, esta vez me pongo sola, no quiero compañía ni hablar con Isabel, no tengo ganas de oír sermones ni consejos de nadie. Cojo mis auriculares y me pongo la música a tope, no quiero que nadie me moleste.

No dejo que nadie se acerque a mí, cuando quiero puedo ser muy borde y ahora lo estoy siendo. A Isabel le llamo por teléfono y le digo que no se preocupe por mi durante el resto de las vacaciones y las disfrute con su novio.

-Nos vemos en el aeropuerto, yo cogeré un taxi. Nos vemos allí.

-Has discutido con David por lo de la rubia.

-Me da igual la rubia, no quiero saber nada de él, esa es la única verdad.

-Déjame explicarte…

-No quiero que me expliques nada, no lo entiendes, no quiero nada con él, no me importa con quien se acuesta, es más lo que tiene que hacer es volver con su novia.

-Vale, me callo, cada vez que hablo lo estropeo más, no sé cómo acertar, yo pensada que en el fondo te gustaba, me acuerdo de cuando le conociste, es la única que vez que te he visto ilusionada con alguien, te veía feliz a su lado.

-De esa cría, ya no queda nada y no quiero seguir hablando. Disfruta de tus vacaciones, te quiero mucho y no te preocupes por la pesada de tu amiga. Me gusta estar sola.

Le cuelgo, no quiero ser desagradable con ella, sé que le importo, pero también que está confundida. A mí no me gusta David, todo lo contrario, le odio.

Estoy tranquilamente tomando el sol con los ojos cerrados cuando alguien me toca el brazo, me da ganas de no contestar, pero insisten y abro los ojos. Es Juanjo.

- ¿Qué quieres? - le digo.

-Estas enfadada, y no es conmigo, es por ese listillo, siempre te deprimes por él.

- ¿Tienes algo más que decirme? Ahora quiero estar sola y no, no me voy a acostar contigo, te lo digo para que te ahorres todo tu repertorio.

-Estas de pena ¿Tienes la regla?

No le contesto y vuelvo a cerrar los ojos.

-Yo estoy aquí- me dice- Para lo que tú quieras…

Se pone hablar y por momentos pienso que me va a dar un ataque, este hombre no entiende cuando le hablo. Tengo calor y pienso en darme un baño. Me levanto y me sigue.

-¡Venga anímate! Podemos ir de marcha juntos, tengo entradas para el Pacha.

Le miro- Si te digo que sí, te vas a marchar.

-Es que vas a venir- me dice satisfecho- Tu no lo sabes, pero estas loquita por mis huesos, no hay otro como yo, ese no me llega ni a la suela de los zapatos…

-La verdad es que eres único. Lo que yo no entiendo es porque quieres ir conmigo a ninguna parte, la última vez te portaste como un cabrón y no te lo digo porque te enrollaras con aquella chica, si no por lo que contaste de mí. Que te llore, que te monte una escena de celos, todo mentiras para hacerme quedar por debajo de ti, como si a mí realmente me importara.

-Lo hice para hacerte reaccionar. Eres fría, no te afecta nada, pero eso solo te pasa conmigo, porque con el subnormal de David te has pasado la vida sufriendo, me acuerdo de cuando se echó novia, casi te da un telele. Ahí si te interesaba, me llamaste desesperada para echar un polvo. Uno se aburre de ser tu paño de lágrimas.

-Entonces si lo tienes tan claro, ¿Qué haces aquí?

-Tienes razón guapa, apáñatela tu solita- se va a dar la vuelta cuando le cojo por el brazo.

-Lo siento, tienes razón. Yo también me he comportado como una cabrona, no soy una buena persona y no me voy hacer la ofendida. Tú me caes bien, me haces reír y por un momento se me olvidan las penas.

- ¿Las penas? David quieres decir.

-No, estas muy confundido, él no es mi problema, el problema soy yo,

Lo he dicho, ya lo he dicho. Juanjo siempre ha sido mi salvavidas y ya es hora de que aprenda a nadar sola.

-La invitación del Pacha sigue abierta- me dice.

-Me lo pensaré, pero no te prometo nada. Ahora mismo no soy buena compañía. Aprovecha y pásatelo bien, soy demasiado complicada para ti.

-Pero estas muy buena- me dice dándome un beso en la boca.

La verdad es que se toma demasiadas confianzas conmigo, pero esta vez me ha sacado una sonrisa.

Vuelvo a la toalla, esta vez sí estoy sola, cierro los ojos y pienso sobre mí, sobre lo que quiero y lo que soy. Llevo años reconstruyendo mi cuerpo, me he convertido en lo que quería ser, tengo un cuerpo de infarto, pero por dentro estoy completamente rota. Todo lo que he hecho no sirve para nada, sino me construyo por dentro, lo de fuera es mentira, nada de mi es real. Cada día soy más insegura, no me gusto, me veo como me ve David, parasitaria, solo soy capaz de mirarme el ombligo.

Cojo el móvil y le llamo a mi padre.

-Hola hija ¿Qué tal te encuentras? - me pregunta preocupado.

-Mucho mejor, la verdad es que he estado pensando y tengo que hacer algo con mi vida, no sé qué, pero algo. Llevo años parada mirando el techo, ya es hora de que trabaje soy una privilegiada, te tengo a ti y no hago nada. Quizá pueda dedicarme a algo de la moda, por ejemplo, eso me gusta mucho.

-¡Claro que sí! yo te puedo ayudar. Me alegra oírte hablar así, piensas en positivo. Tus vales mucho, lo único que tienes que hacer es creértelo.

-Te estoy diciendo tonterías, no tengo nada pensado, estoy desvariando.

-Yo también pensaba que desvariaba cuando empezó mi negocio, nadie creía en mí y mírame. Todo se logra con esfuerzo y trabajo y tú tienes potencial.

-Te quiero mucho papa, eres el mejor.

-Y yo hija. Disfruta lo que te queda de vacaciones.

Le cuelgo, por primera vez en años estoy contenta, ya sé que es una bobada lo que he dicho, pero solo de pensarlo me he animado.

Vuelvo al hotel y justo en recepción le veo a David, está solo y va para su cuarto, subimos juntos en el ascensor y esta vez no hablamos. Voy directa a mi habitación y cuando voy a abrir la puerta, levanto la vista y le veo mirándome. Aparto la mirada y entro en mi habitación.

Me ducho. Juanjo me ha mandado un wasap para recordarme lo del Pacha. Me cae bien, pero no quiero líos, esa es la verdad. No quiero utilizarle, esta vez no.

Llaman a la puerta, la verdad es que me lo estoy pensando, no sé quién puede ser y no sé si me apetece hablar con alguien, insisten y al final la abro.

Es David.

- ¿Puedo pasar? - me dice.

-No sé depende. ¿A qué has venido?

-Quería disculparme.

-Disculpas aceptadas- le digo cerrando la puerta. Pone el pie bloqueando la puerta y entra en mi habitación.

- ¿Qué haces? - le pregunto ofendida- ¡No te he dado permiso para entrar!

- ¿No eres capaz de darme una oportunidad? A Juanjo se las has dado todas.

- ¿Y tú que tienes que ver con Juanjo? El será un capullo, pero todo el mundo sabe que lo es. Tú en cambio vas de buena persona y eres de lo peor.

-Deja de insultarme, tendré un montón de defectos, pero no soy ni un trepa, ni un interesado. Me ofendes cada vez que lo dices. Mi padre judío la vida de mucha gente y sobre todo la de su familia, no me compares con él. Yo a tu padre jamás le he engañado y a ti tampoco. Si le pedí trabajo fue para estar cerca de tuyo

Me rio, me rio tanto que me duele el estómago.

-¡Por favor David! eres patético con esos comentarios, no se los cree nadie.

-Es la verdad y tienes razón soy patético. No sé para qué coño he venido a Ibiza, me siento como un imbécil, he dejado a una mujer preciosa por ti.

-Pues vete tras ella, si te portas bien seguro que te perdona.

- No sé si el problema soy yo o eres tú, que piensas que nadie te puede querer. Tu madre…

-¡Cállate y no sigas por ahí!- le digo muy seria.

-Tu madre era una hija de puta, el problema está claro que lo tenía ella, a ti no te pasaba nada, sé que no has superado todo eso.

-Lo tengo más que superado. El problema es que no te quiero, me da igual que estés loco por mis huesos, tu no me interesas, lo único que he sentido por ti es atracción sexual, nada más.

-Vale, lo acepto- me lo dice y le veo afectado, parece que le duelen mis palabras y por un instante yo también me siento mal, me duele el estómago y la cabeza. Tengo ganas de llorar y no sé por qué.

-Me tengo que preparar- le digo- He quedado, seguro que tú también tienes planes con la rubia, no nos engañemos.

-Adiós cristina- me dice, le cuesta mirarme a los ojos y veo cómo se va.

Cierro la puerta y me pongo a llorar, todavía no sé porque me siento tan triste.





David

Estoy más perdido que al principio. Ayer cuando me conto Isabel lo que le había dicho Cristina, que ella le había espantado hablándole de amor, me sentí nuevamente como un idiota.

-Se asusta, tiene miedo de sentir y de que le hagan daño, es por lo de su madre. Vamos a cambiar de estrategia, si piensa que pasas de ella igual entonces se da cuenta lo que realmente siente por ti. Las mujeres a veces somos muy complicadas.

Se le ocurrió lo de la rubia y al final todo ha salido mal. No hay estrategia que valga, lo que pasa es que no hay nada entre nosotros, no le gusta mi carácter y tiene muy mal concepto de mí.

Lo de mi padre me marcó y ella siempre me lo recuerda. Es duro tener un padre como el mío y que todo el mundo te juzgue por lo que él hizo. Me paso el día demostrando que yo no me parezco en nada. Estoy cansado y aburrido.

No voy a volver con Ana, ni lo voy a intentar, suficiente daño le he hecho, necesito estar solo. La primera vez que me dejó me costó mucho tiempo volver a confiar en una mujer y ahora pienso que el problema no era ese. El problema era que seguía enganchado a la mujer equivocada.

Nunca he entendido que me gustaba de ella, ahora pienso que es absurdo. Aquella chiquilla que conocí, ya no existe. Murió y no sé realmente la razón, no se gustaba, quiso cambiar y se convirtió en otra persona.

Pienso que la nueva no me gusta, que no me atrae, pero es mentira, me meto con sus tetas, con el look tan recargado que tiene y le digo que es excesiva y mientras tanto no hago más que pensar en ella, en sus tetas, en su culo. Veo como le miran todos los hombres y me siento incomodo, ya no es la chica discreta que conocí, ahora se ha convertido en una chica despampanante y tengo miedo de no estar a su altura.

Tengo celos de Juanjo, los tuve desde el primer día y los tengo al día de hoy, pienso que se van a ver, que van acabar juntos, que ellos se entienden y yo me voy a quedar mirando. Llevo diez años mirando, diez años, cada vez que lo pienso me siento como un idiota.

La rubia se llama Lucia y es una chica guapa y simpática, si Cristina no existiría me gustaría, lo tiene todo, ha mostrado un interés abierto por mí, sé que podría tener algo con ella, llevármela a la cama y no lo he hecho porque no me siento cómodo, todo esto me parece una tremenda estupidez.

Recibo un mensaje.

-Vamos a la Pacha, anímate- es Roberto.

No sé ni que decirle.

-Vale.

Llegamos, Isabel y Roberto no me la mencionan y yo se lo agradezco, ambos saben lo que me pasa, que me estoy volviendo loco. Roberto me dice que pase de ella, que esta como un cencerro en cambio Isabel, la entiende.

Llegamos y voy a pedir algo, hay mucha gente y mucho ambiente, Lucia me ha dicho que va a venir y Roberto me ha dicho que me la tire que deje de pensar en chorradas y pienso que tiene razón. Me tomo una copa y pienso que tengo que olvidarme de una puta vez de ella, que ya es hora.

Voy hacia Lucia y soy simpático, tonteo, la verdad es que lo tengo fácil. No quiero pensar en Cristina y cuando menos me la espero. la veo, está lejos y me está mirando. Su cara refleja decepción, me ha visto tonteando con Lucia y piensa que soy un mentiroso. Intento concentrarme en Lucia y a la vez me siento como un idiota, no tengo que preocuparme por lo que piense de mí, me acaba de mandar a la mierda. Paso de que me siga amargando la vida.

La vuelvo a mirar y esta vez con odio, no la soporto, ahora estoy cabreado, no sé quién coño se cree que es para mirarme así.

- ¿Pasa algo? - me dice Lucia- Estás serio.

-No, no pasa nada.

-No será por esa tía, la morena de las tetas grandes.

-No sé, de quién me hablas.

-Mejor- me dice.

La vuelvo a mirar y esta vez la veo hablando con Juanjo. Ell siempre la toca con mucha confianza, con la que le ha dado ella durante todos estos años. Le odio, ahora mismo más que nunca, es una cabrona, una zorra. Le gusta jugar con los hombres, no la soporto, que se joda.

Vuelvo a la barra, necesito pedir algo, algo fuerte, estoy esperando a que me sirvan y le veo, está en la barra. Juanjo está pidiendo por ella, no lo puedo evitar sé que no debo, pero me acerco.

-Lo tuyo es un deya vu. Al final acabáis casándoos- le digo solo verla.

-Vete a saber, a lo mejor- me contesta.

-No me invites a la boda, sería algo demasiado histriónico para mi gusto.

-No pensaba hacerlo, no te preocupes.

-Ojalá nunca te hubiese conocido- le digo muy serio- Has sido el peor error de mi vida.

-Lo mismo digo- me contesta ella más seria aun- ¿Quieres decirme algo más?

-Te diría que seas feliz, pero mentiría, es más espero que sufras como la cabrona que eres, que te pongan los cuernos y te humillen, te mereces todo eso y más. La verdad es que nunca te perdone lo que me hiciste, como me trataste. Te conté lo de mi padre y lo utilizaste en mi contra. Jamás me he aprovechado de ti y he querido tu dinero, por mi te lo puedes meter por el culo. No sé si ahora me has entendido bien.

-Perfectamente.

-Lo único que lamento es el tiempo que he perdido contigo, todos estos años malgastados, el daño que he hecho a terceras personas por alguien como tu…

-Cállate.

-No me callo. Mañana mismo llamo a tu padre y me voy de la empresa, me mudo a otro país solo para no volver a verte en mi vida.

-No hace falta que te vayas a ningún lado, si alguien se tiene que ir, soy yo,

-Ahora no vayas de victima conmigo, nos conocemos.

-No David, no nos conocemos, no nos engañemos. Somos dos desconocidos. Tú me has gustado siempre, quizá por eso te odio, no soporto tu presencia, cada vez que te veo sufro, no me gusta lo que me haces sentir.

- ¿Y cómo te hago sentir?

-Vulnerable, por eso salí corriendo aquel día. Estaba aterrorizada y lo peor es que lo sigo estando. Nada ha cambiado en mí.

La miro, tiene la misma mirada que aquel día, yo pensé que era decepción, que no le había gustado estar conmigo, ahora no sé qué pensar.

-Te dije la verdad, tú fuiste el primero, aquel día estaba muy nerviosa, y tenía miedo de no gustarte, no era guapa y lo sabía, nunca creí que yo te gustase realmente, me parecía imposible.

-No sé porque pensaste algo así, eras preciosa.

Tiene los ojos llorosos, se está emocionando y yo estoy todavía más confuso.

-Lo siento- me dice- No sé qué me pasa, debe ser tantas horas tomando el sol, me está afectando a la cabeza. Yo si te deseo que seas feliz. Vuelve con tu novia, es una buena chica, no como yo.

Me quedo mirándola, quiero estar con ella, no quiero moverme de allí.

-Te quiero- le digo.

-Yo también.

No sé lo que me está pasando, ni porque le he dicho algo así, no se lo merece y ahora solo quiero abrazarla, besarla, estar con ella. Le miró fijamente a los ojos y ella por primera vez me mantiene la mirada, la siento, sigue siendo la misma. Me acerco a ella y la beso agarrándola por la cintura. Hace unos minutos la odiaba y ahora no puedo dejar de besarla. Me siento como si estaríamos solos entre tanta gente. Me he olvidado de todos, de Juanjo, de Lucia, solo somos ella y yo.

Me estoy excitando, es mucha mujer y se me va la mano hacia su trasero.

-¡Puff ! Qué calor- dice abanicándose con una mano- Mejor nos vamos de aquí.

No me lo pienso dos veces y nos vamos de la mano, tenemos prisa, estoy ansioso de estar con ella. Salimos de la discoteca y en la primera esquina que veo la vuelvo a besar. Llevo uno de sus vestidos, cortos, ajustados y con mucho escote.

-Es un delito andar así por la calle- le digo- Te tenían que arrestar.

-Pensaba que no te gustaban- me dice mientras me zambullo en sus pechos.

-Vas provocando erecciones por la calle, te gusta tenernos en un puño.

-Es verdad- me dice- No lo voy a negar. Me gustan mis pechos, me gusta lucirlos.

Ahora es ella quien me busca, me coge de la hebilla del cinturón y me lo suelta.

No sé qué hace, pienso que estamos locos, yo estoy loco. Nunca antes había hecho algo así en la calle, estoy seguro que ella sí.

-Si sigues, no voy a poder parar- le digo mientras mete la mano en mis pantalones.

-Espero que no pares.

No digo más, le quito las bragas y cogiéndola por las nalgas la apoyo contra la pared y la penetro, estoy fuera de sí. He perdido totalmente el control, sé que cualquiera nos puede estar viéndonos y eso me excita aún más.

Término entre sacudidas y espasmos, no recuerdo nada parecido, nunca antes había sentido esa intensidad. Ella está todavía jadeando, su respiración es agitada.

-¡Dios mío!- me dice- Estoy temblando.

-Llevaba muchos años conteniéndome. Me vuelves loco Cristina, esa es la verdad. Te veo y no puedo pensar en otra cosa.

-Vámonos al hotel- me dice- Hemos dado un espectáculo.

En el taxi sigo tocándola, no quiero parar de hacerlo, quiero recorrer su cuerpo y es mucho cuerpo, me faltan manos.

-Estas buenísima- le digo cogiéndole del trasero- No sabes las cosas que pienso hacerte.

-No conocía esta faceta tuya.

-Tranquila, la vas a conocer.

Llegamos a la habitación como podemos, no puedo dejar de tocarla y ella no se queda corta. Nos desnudamos, la pongo debajo mío, la estoy aplastando y le miro a los ojos tocándole el pelo.

-Me gustan tus rizos- le digo- Ya sé que los odias, pero tenía que decírtelo y a parte de un pedazo cuerpo tienes unos ojos preciosos.

Se echa a reír.

- No empieces a decir tonterías, nadie se fija en mis ojos. No tienes que conquistarme para llevarme a la cama, nunca lo tuviste que hacer, yo ya estaba loquita por ti. Tu si tienes unos ojos azules preciosos y una sonrisa encantadora, esa es tu mejor arma.

-Te lo digo porque quiero decírtelo, pero si no te gusta no lo haré. No quiero estropearlo todo y que te vayas corriendo.

-Ahora mismo no me voy a ir a ninguna parte. Me gustas mucho David, no sé si hago bien diciéndotelo, pero es la verdad, ahora mismo soy feliz.

Le beso, su boca es sabrosa y luego bajo por sus pechos, disfruto de ellos mientras mi mano busca su clítoris, quiero que se corra. Le toco y ella cierra los ojos, veo como lo disfruta y decido terminar con la boca, nunca he hecho esto con ella, es la primera vez y quiero saber a qué sabe, en cuanto mi lengua le toca ella me agarra del pelo, no tarde mucho en empezar a convulsionar y cuando yo ya no puedo más, entro dentro, quiero ir fuerte, pero al mirarle a los ojos me bloqueo. Realmente estoy enamorado de ella, tiene que ser eso, porque si no, no lo entiendo. Me siento transportado y tengo la necesidad de decirle que la quiero, la quiero mucho. Me callo tengo miedo de asustarla, la otra vez se lo dije y solo terminar se marchó enfadada.

Lo hacemos en silencio, despacio y cuando termino me quedo junto a ella sin decir nada, estoy nervioso, incluso tiemblo un poco. Tengo miedo del siguiente paso.

-Si quieres te puedes quedar a dormir aquí- me dice- No hace falta que vayas a tu habitación.

Le miro de costado.

-Me va a costar dormir contigo al lado, pero haré un esfuerzo.

Tengo ganas de abrazarla, pero tampoco lo hago, me limito a tocarle el barco con los dedos suavemente. Ella cierra los ojos y espero a que se duerma, la verdad es que tenía miedo de que se marchara. Ahora por fin puedo dormir y solo espero que ella esté cuando despierte.


Continuara...


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