e28a0b2 Incondicional
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  • Foto del escritorItziar Mateo Antuñano

Incondicional



Voy en el metro y observo a las personas. Todas y cada una de ellas se sienten especiales, todos lo sentimos en nuestro fuero interno. La individualidad nos define, nuestro pensamiento nos hace diferentes, únicos. Los miro e intento ver más allá, el comportamiento humano me apasiona, es lo más complicado, intento pensar como cada una de esas personas, ponerme en su pellejo, sentir y ver a través de sus ojos, sin saberlos ellos se convierten en protagonistas de otras vidas. Están ahí y en mi mente empiezo a crearlos.

Sentimientos como la envidia, la lujuria, el odio, el miedo, la bondad, la inocencia, somos una mezcla de todo ello, en el fondo nos parecemos más de lo que creemos, la mayoría siente la necesidad de sentirse aceptado y reconocido. Yo no me diferencio, soy igual que todo el mundo, me siento una persona completamente normal. En mi interior suceden cosas y solo siento la necesidad vital de transmitirlas.


En mi presentación hablé de la necesidad primaria que tuve un día de escribir, de contar una de mis historias. Fue un proceso sobre todo interno, no me la podía quitar de la cabeza y sobre todo me pareció una buena historia, como si hubiese terminado en mi cabeza un puzzle de mil piezas. En un principio pensé que era una locura y por eso decidí llamar por teléfono a mi hermana, quería su consejo.

-Quiero escribir un libro- le dije.

-Ah, me parece muy bien.

-No sé, igual es una tontería, es una historia que me he inventado. Quiero que me digas lo que te parece.

Entonces empecé a contársela, estuvimos cuatro horas al teléfono (es una historia muy larga) y ella me escucho, lo hizo muy asombrada. No se esperaba una historia así, tan larga y sobre todo tan complicada, le explique lo de los personajes, la trama, lo que pensaban y sentían cada uno de ellos y como era todo realmente. La historia le impresionó, me dijo que mi imaginación era asombrosa, yo le contesté.

-Para ser mi primera novela, me he complicado mucho. Ahora tengo que plasmarla, a ver si soy capaz.

Al día siguiente me puse a ello y escribí, lo hice sin parar, me resulto mucho más sencillo de lo que pensaba y cuando paré, tenía unas veinte hojas escritas. Se las di a mi hermana para que me dijese lo que le parecía y ella se emocionó llorando. No se lo podía creer, mis personajes estaban ahí, lo había conseguido, eran reales.

Me dijo que se sintió culpable al no haberse dado cuenta de quién era realmente. Es algo que no es cierto, ya que hasta ese momento tampoco yo lo sabía. Nos descubrimos a la vez.

Mi hermana es mi mayor seguidora, creyó en mí y me apoya de una forma incondicional. Cree mucho más en mí, que yo misma, seguramente porque yo no soy objetiva. Soy muy autocritica, demasiado y me cuesta creerme los cumplidos. Me quedo con lo malo y lo bueno no me lo llego a creer, seguramente esa es la razón de que costara tanto lanzarme al exterior, siempre pienso que no es para tanto.

El apoyo que recibo de mi hermana es incondicional y muchas veces para ella frustrante, dice que no la hago caso, que no me creo cuando me dice que sirvo para esto. No es que no le crea a ella, es que me cuesta creerlo. Nunca sueño despierta con mi vida. Mi vida es real, es como la de todos vosotros, hago exactamente lo mismo y me siento una más. Quizá por esa razón mis personajes son cercanos, porque son reales. Escribir es mucho más fácil que vivir, cuando escribo soy yo la que decide y en la vida real, todavía no sé muy bien quién dirige mis pasos.

Cuando escribí Dime Quien Eres, hace seis años, fue una pregunta que me hice a mí misma y cuando la terminé todavía no sabía la respuesta. Esta novela fue la tercera que escribí, la primera era demasiado larga, la segunda demasiado trascendental y la tercera me salió redonda. Eso sí tengo que decir que mi primera novela, fue mucho más especial, realmente quiero a los personajes, solo seguí escribiendo porque deseaba que algún día ellos viesen la luz.

Se titula Falsas Apariencias y deseo que algún día conozcáis a los protagonistas, Bárbara, Alex, Cristina, Marga, Sara, Héctor… os están esperando, y no creáis ellos han crecido conmigo, en cada novela que escribo, me acompañan.

Igual que mi hermana, en cada novela ella está presente, las vivimos juntas, es mi incondicional compañera en este viaje.

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